Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl

INICIOS DE LA HIJAS DE LA CARIDAD

hijasHablar de las Hijas de la Caridad es hacerlo de mujeres entregadas a Jesucristo en los pobres. Nuestros orígenes datan del siglo XVII en Francia, en un momento especialmente difícil:

Era aquella una sociedad arrasada por las frecuentes guerras y enfermedades y en la cual la pobreza y la mendicidad extrema era un verdadero problema. En esta sociedad Dios puso a dos personas de orígenes y caminos totalmente diferentes pero que sin saberlo iban a encontrarse y a los que Dios había preparado para un proyecto común.

Vicente de Paúl, un sacerdote rural con grandes ambiciones humanas, pero siempre a la escucha de Dios vio cómo su proyecto personal fue convirtiéndose en el proyecto de Dios. En el encuentro con los verdaderamente pobres a nivel espiritual y corporal, fue gestando, con su gran creatividad y sentido práctico, respuestas novedosas a las situaciones de pobreza espiritual y material de su tiempo.

Luisa de Marillac fue una buscadora de Dios y de su voluntad. Una mujer con gran formación humana y espiritual que guiada por el Espíritu y con su intuición femenina fue dando vida y siendo corazón de este proyecto de entrega que primero se concretó en la organización de Caridades de señoras comprometidas con los pobres. Ella se convirtió en la animadora y visitadora de estas asociaciones. A través de sus andanzas por las aldeas y calles llega a una conclusión: « Las caridades no podían subsistir si no tenían a su cuidado personas entregadas del todo por su vocación». Encuentra a la primera joven, Margarita Nasseau, que inicia el camino de la Caridad entregándose por completo al servicio de los pobres. Ella podía hacer las tareas que estas damas no realizaban, estaba dispuesta a dar su vida por los pobres sin reservarse nada. Ella fue la intuición que hizo que Vicente y Luisa vieran claro el camino…» Solo con los pobres serviremos a los pobres».

El 29 de noviembre de 1633 se reúnen con Luisa cinco jóvenes voluntarias con deseos de trabajar por los pobres. Con ellas nace la Compañía de las Hijas de la Caridad. París es un hervidero de pobres. De todas partes de Francia reclamarán su servicio sencillo y callado. La Compañía creció rápidamente pero fue una revolución en la Iglesia: «El amor es inventivo hasta el infinito» decía San Vicente. La creatividad de Vicente y Luisa hicieron nacer algo totalmente nuevo: Mujeres que siendo seglares se entregaban a Dios para servir a los pobres en las calles. Pronto estuvieron con los enfermos en los hospitales y en sus domicilios, en las cárceles, creando escuelitas para niñas, en los hospitales de guerra, con los enfermos mentales, con los niños abandonados… «No hay miseria que nos sea extraña» decía San Vicente de Paúl. El nombre se lo pusieron las gentes de las calles: Hijas de la Caridad, siervas de los pobres enfermos.

Un escrito de San Vicente que denominamos la «carta magna» define la vida y espíritu de las Hijas de la Caridad, este texto provocador sigue siendo hasta hoy un gran reto: «Tendrán:

  • por monasterio las casas de los enfermos y aquella en que reside la Superiora.
  • por celda un cuarto de alquiler
  • por capilla la iglesia de la parroquia
  • por claustro las calles de la ciudad
  • por clausura la obediencia, sin que tengan que ir a otra parte más que a las casas de los enfermos o a los lugares necesarios para su servicio
  • por rejas el temor de Dios
  • por velo la santa modestia

PRESENCIA EN LA DIÓCESIS DE ORIHUELA-ALICANTE

Con este espíritu y a mitad del en el siglo XIX llegamos a Alicante donde nuestra primera fundación fue en la Beneficencia, lugar que después se llamará el Hogar Provincial, para acoger a niños sin hogar y abandonados, enfermos, ancianos, etc. Más tarde sería el Asilo-Escuela Nuestra Señora del Remedio, el Hospital Provincial, y así nos extendimos por toda la diócesis en varios pueblos y ciudades: Elche, Orihuela, Xixona, Agost, San Vicente del Raspeig… sirviendo donde hubiera personas que nos necesitasen en diferentes tipos de obras: Colegios, ayuda a las parroquias, hogares para niños, Obras Sociales, dispensarios, hospitales, asistencia a domicilio, comedor de transeúntes, residencias de ancianos, psiquiátrico, colegio de ciegos y sordos. La presencia de las Hermanas ha ido dejando huella en los pueblos y barrios a través de la presencia de la devoción a la Virgen Milagrosa y el estilo de servicio vicenciano.

Hoy somos en la Iglesia de Alicante seis comunidades situadas en distintos lugares de la diócesis y con diferentes servicios:

  • Colegio «San José»: 12 hermanas,
  • Colegio «Nuestra Señora del Remedio»: 6 hermanas,
  • Colegio «Nuestra Señora de los Dolores» de Villena: 4 hermanas,
  • Residencia Infantil «Margarita Nasseau»: 4 hermanas,
  • Residencia Tercera Edad «Nuestra Señora del Remedio»: 9 hermanas,
  • Obra Social «Santa Luisa de Marillac»: 8 hermanas

Fieles a nuestros orígenes hoy en la Iglesia se nos reconoce como una Sociedad de Vida Apostólica en comunidad, que asumen los Consejos evangélicos realizando votos privados renovables anualmente. En nuestra vida estamos Entregadas a Dios para el servicio de los pobres en comunidad bajo un lema: La Caridad de Cristo crucificado nos apremia. Estamos viviendo, como en otras congregaciones e institutos un proceso de Reorganización que nos está llevando a una profunda revisión de vida y de nuestros servicios, siempre con miras a una mejor vivencia de nuestro carisma (siempre actual) y una mejor respuesta a las necesidades de los más pobres de la diócesis de Alicante.

Como el Papa nos indica estamos en salida, en busca de la periferia, teniendo en cuenta nuestras edades y realidades comunitarias. Tenemos la gran suerte de pertenecer a una gran familia que comparte nuestro carisma, nuestras obras y con la que colaboramos en proyectos: La Familia Vicenciana, compuesta en Alicante por la Asociación Internacional de Caridad con cuatro sedes en Alicante; la Asociación de la Medalla Milagrosa, repartida por toda la Diócesis; la Sociedad de San Vicente de Paúl con dos sedes en Alicante y Juventudes Marianas Vicencianas con tres sedes en Alicante (que coinciden con los tres colegios).

En la Iglesia y la Diócesis queremos ser presencia activa. Como San Vicente quería participamos en las parroquias de las que formamos parte y, siempre intentamos estar presentes en aquellas plataformas socia les y eclesiales que trabajan por construir una Iglesia viva y cercana a los más pobres, siendo fi eles a lo que Vicente y Luisa soñaron para nosotras… intentando ver en el día a día a Jesucristo en todos aquellos que servimos. Y… ahora que nos conocéis un poco más… rezad por nosotras… nosotras lo hacemos por vosotros.